sábado, 26 de enero de 2008

Uno mismo, agente patógeno

A raíz de una noche meditando sobre concretas experiencias personales mías, he llegado a una conclusión aplicable (creo) a toda persona. Antes de abordar la conclusión aclaro que no voy a entrar al tema de las susodichas experiencias, debido (para mi decepción) a que cierta persona dice que le hecho cuento. No le guardo ningún rencor, pero ni aquí ni en ninguna parte voy a reflejar ninguna clase de experiencia/sentimiento... por si en un descuido mi supuesto cuento se convierte en novela.
Volviendo al tema que nos ocupa después de que mi mente se vaya por las ramas, creo recordar que escribía sobre una conclusión fruto de cierta observación. Aunque creo que es algo que todas las personas saben, así que si albergáis alguna expectación, olvidaos, que no soy filósofo.
Todo empezó cuando surgió el tema del comentario "ojalá tuviera a alguien que me quisiera como yo quiero a (tal persona)". Claramente es un anhelo de poseer la suerte (en este contexto y desde mi punto de vista) de otra persona. Y es que en mi opinión (y si no es la humanidad íntegra, su gran parte, pues siempre existen exepciones) las personas pasan su vida anhelando virtudes y posesiones de otras personas. Y busco la exlicación de lo que podríamos denominar fenómeno psicosocial, psicología autodestructiva, pero que yo prefiero reflejar aquí como un agente patógeno, papel que desempeñamos nosotros mismos. ¿Quién no ha anhelado nunca una característica de otra persona? Puede parecer algo normal, quizá a la mayoría les parezca que ni llega a ser motivo para dedicarle una entrada entera. Pero si se trata de una persona con una autoestima baja, hecho al que se le puede añadir alguna circunstancia agravante, el resultado es como poco caótico, y no dudo que estas personas pasen malos ratos respecto a éste apartado de sus vidas. ¿No habéis visto nunca a personas absorber la personalidad de otras, como con la esperanza de convertirse en un clon de la noche a la mañana? Creo que en este caso pueden servirme de ejemplo. ¿Y si a la autoestima baja le añadimos una circunstancia agravante tal que esa persona que la sufre se sienta distinta a todas las demás, con o sin razón? Puede parecerle que alcanzar el status (por denominarlo de algún modo) de los demás sea una meta muy lejana. El resultado no se estanca en caótico, si no que va mas allá hasta un nivel autodestructivo, y su peor enemigo son ellos mismos. Son su propio agente patógeno.
Y por desgracia, de uno mismo no se puede huir ni curarse.
La causa de todo ésto no sé si decir que la desconozco o que me logro hacer una idea de ella. Esa vaga idea mía se refiere a que quizá la causa sea esa extraña competitividad que está presente en todos los sectores de esta sociedad nuestra, en la cual la meta impuesta es ser el mejor en todo, poseerlo todo, desde el ámbito laboral (que a mi parecer es el único ámbito en el cual la competitividad es lógica), pasando por el aspecto físico y poder adquisitivo. Incluso me parece absurdo que llegue hasta el sexo, con las comparaciones de tamaños de miembros viriles (por decirlo finamente para que nadie se desconcierte), en las que no sé si reír o llorar de lo absurdas que son ese tipo de "competiciones".
No sé si todo esto está impuesto de esta manera porque debe ser así, o si ha sido el ego de las personas que de generación en generación les ha hecho competir como herencia de la famosa selección natural. Pero si fuera el caso, creo que la sociedad se vuelve, para mí, cada vez mas obsoleta, pero que a su vez me resulta absorbente. Y por ésta característica concreta mucha gente no puede apreciar su individualidad, desean todo lo que los demás tienen, se repudian a sí mismos, y acaban cayendo en un pozo sin fondo. Sí, su propio agente patógeno.

martes, 22 de enero de 2008

Los porqués

Tomar la decisión de sobre qué escribir en la primera entrada de este blog no me llevó más de 2 minutos, ya que creo que todo necesita una presentación. Dicho esto, se puede sobreentender que procedo a explicar el porqué de la creación de este blog, y qué uso le daré.
En primer lugar, no es mi primer blog ni mucho menos, he tenido varios a lo largo de los años, que acabaron abandonados, entre otras cosas por mi amor/odio al html y los layouts. Por eso este blog tiene una apariencia tan corriente. ¿Porqué iba yo a romperme la cabeza con la estética de una página que conociéndome acabaré dejando de lado? Además ya viene con diseños predeterminados (como éste). Son ganas de marear la perdiz...
La idea de todo esto me la dio la serie nueva de la Fox, Californication. Me la suda lo que penséis por eso. Resulta que el protagonista tenía un blog donde escribía lo que le daba la gana y se cagaba en todo lo que le salía del culo, cosa que por ejemplo no se puede hacer en nuestro "querido" Fotolog, gracias a esa extraña política de censura abusiva (cualquiera al que le caigas mal puede cerrarte el flog con cualquier excusa absurda). En definitiva, me entró el gusanillo y aquí estoy. No obstante también hay que mencionar la novedad que ésto supone para mi aburrida vida cotidiana. Es otra poderosa razón.
¿Qué uso le daré? El que hace todo el mundo con un blog. Escribiré lo que se me ocurra, lo que se puede encontrar en mi vida que merezca una mención especial, por la razón que sea, tanto negativa como positiva. Y al que no le guste, que no mire, es lo que siempre se dice. Aplicando ese dicho a este caso, sería más correcto decir "que no lea".
No obstante me agradaría ver algún comentario (positivo, al típico tocapelotas anónimo le pueden ir dando por culo desde ya).

Hasta la próxima entrada =3.